lunes, 17 de diciembre de 2012

A dos mil revoluciones por segundo

Cuando era pequeña mi padre tenía la fea costumbre de decirme que no me diese prisa por crecer ni por alcanzar las metas, que todo llegaba si esperaba y si tenía que llegar. Yo obedecía con la calma de una niña pero a la vez deseaba la vida con la inquietud y la pasión de todas las cosas que estaban prohibidas.
Quería ser. Pero no ser y punto; quería ser mago, arquitecta, cocinera, torera, bombero, médico, fisioterapeuta, bailarina, muñeca -sí, como todas las niñas, no vayan a poner cara de sorprendidos-, sirena, princesa, modelo, actriz... y de hecho lo era. Cuando soñaba despierta era capaz de llegar a las nubes de un salto, curar la más dura enfermedad y vivir la historia de amor más bonita del mundo con un príncipe menos afeminado que el de las películas de Disney -eran adorables, pero con perspectiva solamente hubieran sido nuestro mejor amigo.
Yo quería y podía ser. Al igual que él, ella y todos nosotros, a pesar de las trabas que me pusieran.
Con el tiempo los años empezaron a darle la razón a papá. Al "lo que tenga que llegar llegará", pero no al "todo llega si esperas".
Yo esperaba conseguir entrar en la carrera de medicina, aprobar los exámenes de física en el instituto. No hubo suerte. Yo esperaba medir metro ochenta y ser una muñeca "noventa-sesenta-noventa". No hubo suerte. Yo esperaba una historia de amor de cuento y me dí cuenta de que no existían los príncipes azules, ni los verdes, ni los rojos -es un secreto, pero a las noches se les cae la capa y si la lavan destiñe. Yo, al igual que todos esperaba. ¿A qué? No lo sé.
Desde luego tenía claro que no aparecería un letrero luminoso diciéndome "Soy una señal, ahora podrás hacerlo.". Pero, ¿cómo se suponía que debía conseguir lo que quería si la suerte no estaba de mi parte o no quería llegar en ese instante?
Fue entonces cuando me volví algo más inconformista. Le di una patada al puñado de consejos de mi padre y decidí volver a querer ser. Una princesa, un hada, la mujer de un sultán y un pájaro que echaba fuego por las orejas.
Cuando crecemos dejamos de soñar. Nos agarramos a la realidad como a un clavo ardiente e intentamos quedarnos siempre en el mismo lugar. Estables. Quietos. Inmóviles. Sin tormentas ni dolores que nos hagan perder el rumbo, y si hay algún cambio que sea positivo y por culpa de la suerte.
No. La suerte, al igual que cualquier facultad humana y no divina es hipertrofiable. La suerte es esfuerzo. La suerte es valor. La suerte es intentar. Es no esperar a que llegue sino llegar y que espere el resto. Fallar y volver a intentar. La suerte es levantarte un lunes a las ocho de la mañana y decir ¡joder, voy a cumplir mis sueños y me da igual lo que cueste!. La suerte es no poner tiempo a las cosas. La suerte es amor.

La suerte no es más que la voluntad de un niño actuando en un adulto a dos mil revoluciones por segundo.

lunes, 3 de diciembre de 2012

A veces me perdía

Bajo la tenue luz de aquella lámpara ya nada nos daba miedo. Yo pequeñita a tu lado, agachando la barbilla y sonriendo como una niña. Recuerdo que me diste uno de aquellos abrazos que empiezan por los ojos; rozaste cada poro de mi piel con las yemas de tus dedos en una caricia infinita, sin hacer ni pizca de fuerza. Después apoyaste la cabeza sobre mi hombro. El silencio no era el de siempre, parecía tener música y no eran las agujas del reloj. Te oía respirar, quizás era eso. Me encogí un momento y tú lo hiciste conmigo, y como un nenúfar cuando está a punto de abrirse me soltaste y nos volvimos a quedar cada uno en su lugar. Yo, sentada, apoyada en esa pared color melocotón con una mano dibujando laberintos sobre el brazo. Y tú, tan maravillado o tan indiferente como siempre sencillamente observabas. Era uno de aquellos momentos en que el ser humano es capaz de detener el tiempo y hacerlo suyo para siempre. Quizás no tenía nada en especial para recordar, pero puede que la magia se encontrase allí.
Me mirabas con los ojos de quien ha encontrado el remedio para saciar su hambre de vida, como si de pronto se abriera un universo en mi. Y yo, te miraba con los ojos de quien tiene las manos frías y el corazón caliente; a veces me perdía porque me asustaba que me encontrases. 
Te advirtieron y te dijeron que "hacer el amor con ella era como tener sexo a kilómetros de distancia, el contacto físico era evidente pero su alma parecía estar en otro lugar". Seguramente el alimento estaba precisamente allí, en que dejaste de tener sexo para hacerle el amor a un alma virgen.

jueves, 22 de noviembre de 2012

"A solas con un ritmo"


Respirar algo de la nada para quedarme sumergirme en el todo; encerrarme en una cárcel sin puertas para que pierda el sentido y creer de nuevo que no estoy atrapada. Caer, ceder, cesar, cansar, probar, reír y mantener. Fuego, arder –o ser llama. O llamada, por qué no, de nuevo a la nada al todo y al por qué. ¿Por qué sigues? ¿Por qué amas? ¿Por qué tiemblas? ¿Por qué lloras? ¿Por qué te conformas? ¿Por qué no sonríes? Estás más guapa. ¿Por qué no dejas de preguntarte por qué? Respuestas –absurdidad en un agujero negro. Oyen pero no escuchan. Y tú sigues –riendo, llorando, sintiendo, al fin y al cabo viviendo- esperando a que vuelvan a hablar para mirarles confuso y aturdido sin saber qué decir...Y así tú volver a encenderte, enredarte, emocionarte, tensarte y distensarte sin dudar ni un segundo de que nada de lo que estoy diciendo tiene algún tipo de sentido.
Cero. 

domingo, 18 de noviembre de 2012

In victus

La tendencia a depender de alguien la hacía débil, la sublevaba a algo que ni siquiera quería querer. "No podía estar sola", esa era la única idea que rondaba por su mente al meditar acerca de su círculo. Necesitaba compañía, cobijo, abrazo, cariño, un oído que la escuchase y un par de trampas para que no pudiese ver los huecos de los errores. Aún así sabía lo que se escondía detrás del telón y que la mitad del paisaje era puro atrezzo que tirarían después de la escena final lluviosa-pero no le daba miedo porque sabía que estaba en si mano escribir el fin de la obra-, y que la mitad de los personajes actuaban o habían estado actuando- algunos se cansaron de hacerlo y se acabaron marchando y unos cuantos más los siguieron-. Era su vida, su gran obra maestra que subió el telón un día y ella quiso creer cierta; hasta que se cansó.
Una noche rasgó las paredes y quitó el papel pintado, rompió todos los muebles que probablemente sacaron de alguna tienda de segunda mano y movió todos los focos al centro de un muro y escribió lo siguiente con pintura verde:
"No quiero actuar más. Ni siquiera las escenas que parecían ser ciertas. Me voy. Quién me necesite en su vida que se largue por el camino contrario y busque en sí mismo el cobijo y el sentido que en mí hallaba. Quién no lo haga y me quiera a su lado que huya conmigo. No quiero a nadie que no sepa estar sin mi, quiero a los que sean y quieran ser conmigo. Vamos a ser valientes todos, vamos a querernos libres." Entonces subió el telón; entonces empezó a vivir.

martes, 4 de septiembre de 2012

Tenían razón: los veranos cada vez eran mejores y el tiempo pasaba más rápido. A medida que pasaban los días te enfadabas con menos facilidad y aprendías a no darle importancia a aquellas cosas que no la merecían –también descubrí que era verdad aquello de que a medida que te haces mayor cada vez todo te da menos miedo-. Conocías unas cuantas verdades absolutas: las tormentas de verano eran rápida
s, el sol vencía a la oscuridad, ninguna noche era eterna y si lo era la culpa no la tenía el hombre del saco.
Cada vez tenías menos amigos y más conocidos, también era cierto. Te contaron que deberías aprender a vivir solo, pero no empezaste a creerlo fielmente hasta que te diste cuenta de que no podías poseer nada en absoluto, que todo era rompible.

miércoles, 22 de agosto de 2012

En parte era como callar a mi alma, ¿sabes? Es ese instante en el que tu corazón explota y de pronto se dispara en ti la mayor verborrea conocida por el ser humano y te tapas la boca. Sí, es ese puto momento en el que te tragas la historia de amor más bonita del mundo, el instante eterno abismal que nadie conoce pero todos dicen saber que existe y el amor para masticarlos, tragarlos, digerirlos y dejarlos actuar mientras te ahogan... y se quedan guardados para siempre en el mismo rincón de tu ser hasta que de pronto llegue otra tormenta que desencadene la misma lluvia, el mismo viento...y la aparente calma de una casa que esconde un millón de muebles rotos.

jueves, 2 de agosto de 2012

A veces la magia de la cuestión se encuentra en no encontrarle sentido a las cosas. En que igual duele pero no deja de ser dulce, y en que quizás sonríes y hay una lágrima detrás. Qué importa. Por mucho que nos esforcemos ni la amargura puede escaparse de nosotros ni podemos huir de ella porque del mismo modo estaríamos escapando de la felicidad, ni podemos evitar que quien nos ame nos haga daño y
 que quien nos odia intente destruirnos. La verdad, creo que la verdadera magia se encuentra ahí.
Queriendo o sin querer la gente va a herirnos, y nosotros mismos también caeremos de boca al suelo y pensaremos "mierda, la has cagado". La cuestión es saber por quién vale la pena llenar un par de cubos con lágrimas y quien merece una ducha de agua fría con ellas.
Y es que cuando quieres a alguien te da igual todo. Solo verlo sonreír a tu lado consigue hacerte feliz.

sábado, 14 de julio de 2012


Puede que te confundas. Sé que entre tanto "ji ji, ja ja" te has encontrado miles de mentes huecas y ahora te has aprendido el funcionamiento femenino como las tablas de multiplicar. ¿Culos y tetas? ¡Vamos, encontrarás miles de ellos en todo el mundo y cada cual mejor, la clave no está en eso! Lo que te gusta no es mi pelo, ni mis labios, ni mis ojos. O puede que sí te gusten, pero te gusta más lo que ves tras ellos...esa adrenalina que te hace entrar en éxtasis y ninguna otra curva te da. Así que venga, sube al coche...la carrera es larga.

lunes, 18 de junio de 2012

wait

[...]

-El día en que te equivoques y te des cuenta de que has metido la pata hasta el fondo querrás una segunda oportunidad. Entonces pueden pasar tres cosas: no la tendrás porque te habrás rendido, la tendrás de mala manera porque te esforzaste hasta llegar a ella y luego lo dejaste pasar o conseguirás lo que deseas porque no descansaste.
-Muy bien, me parece precioso el discurso de luchadora nata. Y ahora, ¿qué?
-Ahora espera. Simplemente espera a que el tiempo me de la razón. 

martes, 15 de mayo de 2012

Podría tener el valor de empezar a escribir en paz, pero por no tener, no tengo ni un principio ni un final alternativo por si se estropea el feliz.
Rescataría el "ya sabes que jamás se me han dado bien los principios" pero acabarían por vetarlo al haberlo regalado a demasiados oídos.
Sí, suelo andar por cuerdas flojas porque tengo complejo de funambulista insaciable; el propio vértigo es el mismo motor que me roba el aire y me conduce. Y luego cuentan que me escondo entre las hojas de los árboles y que echo a correr hacia el claro del bosque y una vez vista vuelvo al lugar de origen; dicen que a veces, ni yo misma me dejo ver.
Y puede ser cierto, en ocasiones me escapo de las últimas tendencias mentales para yacer en mi edén  mientras me repito a mi misma que un día de estos dejaré de ser la niña de las nubes -o no-, que ya está bien de deambular por utopías si después no las traspaso al rumbo de mis pasos.
En realidad no me importa.
Tratar de pintar el mundo de negro para asombrarme con un charco de pintura es muy práctico los lunes, pero la verdad es que cuando llega el jueves noche empieza a preocuparme el pincel que llevo tras de mí a modo de cuchillo...

miércoles, 9 de mayo de 2012

Buscabas un cambio y me dijiste que te faltó tiempo; que no habías podido reflexionar sobre tus errores, tus defectos y tus virtudes pero que lo intentarías de nuevo por mi.
Yo te respondí que los cambios debían hacerse hacia dentro, para uno mismo, pero ahora me di cuenta de que estaba equivocada.
Ni tú ni yo debíamos cambiar; ni para nosotros ni para nadie.
El querer es un gran juego de espejos en que la realidad a medida que pasan los días se deforma: se dilata, se encoge, toma formas surrealistas y hasta desagradables.
Con el tiempo he comprendido que tras esos espejos hay una realidad muy clara que acaba siendo querida con sus verdaderas caras feas, pero también con las más hermosas.
Fue entonces cuando te dije que había sido un error pedirte que jugases con una baraja que no fuese la tuya.
Y me miraste, y me preguntaste que qué había sido aquello que me había hecho cambiar de opinión.
Yo simplemente respondí que me había dado cuenta de que a los demás se los quiere libres y transparentes.
Me devolviste una sonrisa melancólica y me comprendiste, volviste a envolverme entre las mismas sábanas y simplemente dijiste "te entiendo".
Por eso hoy te quiero aún más que ayer

miércoles, 2 de mayo de 2012

Me gusta el aliento de la soledad en mi espalda porque en el fondo me hace creer que detrás de mi sigue habiendo compañía. Y es que me siento mal sin nadie pero a gusto conmigo misma, y me siento bien acompañada aún sin rumbo ni destino.
Me gusta cuando estás tú y no estoy yo, porque entonces estamos nosotros y al irte poco a poco parece que ese conjunto se vaya disipando manteniendo una fuerza imantada que me recuerda que volveremos a vernos, como si el tiempo fuese circular y aquel instante fuese a repetirse mil veces.
Me gusta cuando me miras porque me da la sensación de que por un momento somos todo para siempre; para siempre en ese instante concentrado en la emoción de un latido, pero en un infinito que acaba terminando en nada.
¿Qué importa si hemos sido o si seremos? Si hoy por hoy podemos decir qué somos. Y, ¿qué somos? Algo, casi mucho, casi poco o casi nada. ¿Hasta cuando? Días, meses, años, segundos...déjame que robe el instante y en mí se haga eterno para... ¿Para qué? Para siempre. ¿Infinito? No existe. ¿Entonces...?


Es curioso como somos todo, nada y para siempre en un jamás.

domingo, 29 de abril de 2012

La falta de aire y el miedo a la caída siguen actuando como freno. Te coge, te abraza, te tensa, te ata y te desata sin piedad. Promete un infinito construyendo techos a tu espalda. Creería que no levantarías cabeza y se equivocó; no midió con precisión la magnitud de tus alas ni la fuerza de tu impulso.
Se olvidó de tus sueños y la brutalidad con la que te aferrabas a ellos; no sabías caminar sobre el suelo, siempre sacabas un pie del tiesto sin temer que de una revolada el viento se hiciese contigo. 
Era y soy; un alma libre, un dragón condenado a cadena perpetua que cuanto más lo comprimen más grande hace su jaula, pero que ante la inmensidad de las ocho letras de libertad reculaba por la inseguridad de ésta. 
Princesa sin trono, o al menos merecido. 
No me gustaban los títulos nobiliarios, esa era la paradoja.

jueves, 19 de abril de 2012




Háblame pero espera, antes escúchame, calla. Abrázame pero no muy fuerte, aunque quiero sentir que quieres estar aquí. Hazme enfadar si me río luego. Empápame con agua que no moje. Aráñame con caricias, empújame a un vacío lleno de palabras. Hazme sufrir para calmarme luego. Dime que me odias, o que me quieres, o que no te importo más y luego cierra la boca para que hablen tus ojos. Escóndete de mi y de todos en un lugar en que yo sepa encontrarte. Vuela...con los pies en el suelo y camina por las nubes.

Ódiame si vas a quererme mañana. No me digas que sí, pero que no tampoco. Decídete a dejar que fluya. Entiende mi locura; hazla tuya, más mía...más...

lunes, 16 de abril de 2012

Locura transitoria



Nos empeñamos en planear; tratar con el tiempo, pactar con el diablo, comprar bolas de cristal de funcionamiento inmediato y vaciar océanos para andarlos y no nadarlos.

Sufrimos por saber del mañana y nos olvidamos del hoy. Curiosa coincidencia del que ayer dijo “si hubiera...”. Usamos en exceso el condicional simple de indicativo y apartamos de una patada al presente. ¿Para qué? Es una buena pregunta con una respuesta simple, y sin embargo el procedimiento para llegar a la solución es tremendamente complicado.
Vivimos en burbujas hiperbólicas y en vidas hipérbatonicas y después decimos que queremos realidades simples. Nos quedamos inmersos en una enorme paradoja, como si fuésemos manzanos intentando criar rosas.
Batallas de besos, combates de locos guerreros sin espada; sinsentidos.
Y mientras nos entretenemos en abrazar nuestra propia locura tras las sábanas de la cama cuando nos sentimos raros e incomprendidos, sin ver que el resto del mundo también pierde la cordura por las noches, y que la única manera de contrarrestar la falta propia es encontrar otro salvaje loco con quien compartirla.

lunes, 19 de marzo de 2012

-¿Qué sucede? Al parecer ahora si no escribes las palabras te oprimen en tu estómago y no quieren salir.
-Y bien, ¿qué quieres que haga? Al parecer a eso estamos predestinados los escritores.
-¿Los escritores a eso?- preguntó incrédulo- Tonterías. Siempre os la ingeniáis para encandilar con palabras dulces a las mujeres, y os las acabáis quedando a todas. Maldito poeta; además tienes valor de quejarte ante un desdichado.
-¿Lo ves? A eso estoy predestinado.
-¿A qué?
-A nada.
-Vamos, tío. No me jodas. Vives entre angustias mientras andas por un camino de flores, ¿cómo se explica eso?
-Lo que te decía. Predestinado.
-Predestinado a ser un capullo.
-No. Predestinado a ser un loco incomprendido que nunca acaba de saciar su sed de soledad. Sometido a una puta introspección continua de mí mismo. Y la verdad es que cuanto más me conozco más me odio, más papeles necesito, más...
-Más bobadas. Estás como un cencerro...
-Me estás dando la razón. No logras entenderme. Puede que el destino del escritor sea también estar solo.

lunes, 12 de marzo de 2012


Frenético, estático y sin complicaciones.Olvídalas, ya me llevé las emociones con la música a otra parte y me pidieron que abandonase mis contradicciones. "Parte del arte" respondí dejando que me arrastrase. No se trata de nadar sino de aprender a cruzar el mar ¿sabes? Andando, a caballo o con alas; la cuestión es no dejarse asustar por esas balas que van, que vienen. Que entretienen con vaivenes de dulzura y soledad, y yo por el camino me pregunto si por fin abracé la realidad, si la hice mía o seguí andando a tres palmos del suelo, rozando el cielo y soñando despierta acerca de mi propia ciencia incierta. Imprecisa, rota. Loca por el galope del golpe de mi corcel, que a pasos imperceptibles dejaba caer mi sable.
Me quedé desarmada, sin espada ni hada que me dijese hacia dónde caminar. Opté por respirar, a veces se me olvida y la verdad, es algo más vital e importante que trabajar, que preocuparse, que priorizar.
Y es que el mundo se me queda pequeño y las palabras grandes; la belleza como refugio, camerino de actor congelado por el cierzo de un enero tardío, capaz de combustionar el frío y alzar llamas del tamaño de castillos.
¿Quién eres tú, quién soy yo? Qué importa eso ahora. Me veo en deshora paseando por las calles del ese mismo bulevard, que parece no acabar pero el genio de mi conciencia dicta leyes contrarias.
¿Por qué nos equivocamos, por qué chocamos y parece que ningún ser humano cuerdo se entienda con otros? Quizás es que todos estamos locos, o la cordura de unos pocos se camufla entre la ignorancia ciega de otros tantos.


...o quizás es que, de tanto jugar con las palabras a los demás se les ha olvidado hablar. Al menos, el mismo idioma absurdo que de mis versos y palabras sale.

sábado, 10 de marzo de 2012

Días de más, de menos y de cuentos contados hasta la mitad. "Dejemos volar la imaginación" me dijo, "como si se tratase de un juego, inventemos finales alternativos".
Yo quería que me contase el desenlace, que arrancase la última página de mi novela cuando de pronto me contó que estaba en blanco.
"¿Eso significa que no va a pasar nada?", pregunté. Me miró y dibujó esa media sonrisa que a mi tanto me gustaba. Se la devolví en tono cómplice, sin tener que molestarme en articular palabra.
"No busques esa atención ni juegues a novelistas prematuros", lo miré y con los ojos se pedí que se callase. Los suyos me dijeron "siempre te precipitas, deja paso al descontrol."
"¿Qué propones, batallas con tinta china, o mejor escribir en lápiz, para poder borrarlo luego en caso de que se me ocurra alguna idea nueva?".
"Lo mejor es que te calles. Dame la mano, a partir de ahora escribirás con los pies. Camina, yo te sostengo"

miércoles, 7 de marzo de 2012

NEW HORIZONS
















And, at the end, I just understood that I had to give time to time, stop fighting with it and realize that was not my enemy... it was just trying to give me space to cure my wounds and be brave enough to start again; not by zero, but yes from the point that I may fall some times...but that's because I had thought i found the right way to stand up and it was the wrong one. So now, I'm just knowing me again. Scaring my phantoms and evils and trying to do everything as good as I can.
All good things in life are free...and learning is one of them:)

Step by step.
Search inside.

domingo, 4 de marzo de 2012

confesionario

Me da miedo la oscuridad. La incertidumbre, el punto muerto, el vacío. Las palabras que lo dicen todo. Las miradas que no dicen nada.
Los domingos a la tarde, las máscaras que la gente usa cuando ya no es carnaval.
Me asusto yo. Sí, yo misma. Es complicado, pero hay un punto que realmente me causa escalofríos. Mis delirios, mi mal papel de funambulista. La mirada soñolienta del cansancio; o qué se yo...la lucha continua contra mis demonios. Mi falta de fuerza y el exceso de inocencia, la facilidad de volar y estrellarme contra el suelo en cuestión de segundos. Mi complejo de guerrera que solamente arrastra espadas, los castillos en el aire que antes de dormir construyo.
Mi falta de aire, mi gran bocanada. Mi ascensión.

"Prepara tu salto mortal. Hoy no te puedo esperar, pequeño desastre animal."

martes, 28 de febrero de 2012

Y ahora están, de nuevo, junto a mí. Bajo mi escritorio, escondidas en un buzón de color verde sin cartero que las recoja. Y, ¿por qué no? Simulemos que también sin destinatario claro.
Ilegibles, escondidas; siempre. Como mis miedos. Son el más puro reflejo de ellos.
Pero de eso se trata: tomar el papel con furia y olvidar allí las penas, por si algún día me apetece visitar de nuevo aquella sensación y comprobar que luzco nuevas cicatrices a modo de trofeo.
El mostrarme débil ante la palabra me hace fuerte, me permite desmontarme en diminutas piezas para conocer algo más de mí y tras hacerme con nuevos misterios, de nuevo reconstruirme.
Son la prueba del ayer, y en parte, la certeza de que el mañana dejará de doler.
Así que seguiré cada día como hoy: sentándome en esa mesa de madera armada con un bolígrafo hasta saciar mi ansia de tranquilidad; sin esconder nada, contando mis más profundos secretos y dejando sobre mi cielo blanco los restos de la tormenta.
Nadie dijo jamás que la lucha fuera fácil, y menos si la pelea es contra uno mismo. Así que me observo, me critico y me perdono: soy humana y cometo garrafales errores, peco de querer saber más de lo que sé aun gustándome sentirme ignorante, no siempre cumplo mis promesas, lloro con más facilidad que nunca aunque a veces sin querer sonría dulcemente. Grito, exploto; a veces. Me elevo en altas montañas y después salto en picado a cero a modo de caída libre. Me esfuerzo, doy el cien aun sin obtener gratas respuestas.
Pero tras todo esto, sé que hoy aún no sé nada.
Camino sola y libre por senderos que pocos han descubierto y que muchos más no serán capaces de descubrir.

jueves, 16 de febrero de 2012

Y descubrí a la palabra sin querer. A media voz, escondiéndome de la realidad y siempre procurando no ser escuchada. Me refugiaba en ella.
Aquellas pequeñas manchas en el folio no me hacían sentir extraña. Me salvaban, bailaban el agua a mi ritmo. Eran la música que le faltaba a mi solo de guitarra, las cuerdas que nunca supe afinar.
Me dijeron: "escribe, es sano. Ningún escritor recuerda todo lo que ha dicho". Lo hice. Empleé gran parte de mi tiempo, quizás demasiado, ahogando todos mis gritos dándoles la forma más bella e introduciéndolos en una caja para mandarlos a Ninguna Parte por segunda vez para salvarlos de hechizos que los hiciesen permanecer.
Y ahora me veo de nuevo tocando el mismo piano y entre las notas de la retórica me deleita la idea de que todo aquél dolor se ha ido con la música a otra parte.
Era cierto. Las palabras nos salvan porque son mucho más que eso.
Encierra tus sentimientos en ellas, guárdalos y ciérralos con llave.
No hay olvido más dulce que un recuerdo que no duele.

martes, 3 de enero de 2012

move the fuck on

Quizás nos entretenemos demasiado correr hacia atrás a pesar de haber abismo.
Siempre se me dio mal construir caminos firmes. Así soy, tengo tendencia al vacío y a huir.
La vida se trata de eso, dicen; de vivir con algo de desmesura. Aunque vaya, por lo visto parece que a mi se me han perdido la cinta métrica y las reglas del juego, porque corro en dirección contraria al mundo. A veces parece que me guste sufrir y luchar, que lo tome por costumbre.
Dedico años a crear castillos en el aire y cuando por fin parece que los he acabado, busco otro lugar para alojarme porque la oscuridad de ése me asusta... puede que sea yo, mi única enemiga. Quién crea un lugar nuevo donde poder alojarme y dejo que la gente entre. Siempre creí que el camino a mi alma era más estrecho, pero ya he visto que no.
¿Quién me enseñó a sentir, y de este modo tan salvaje?¿Quién me dejó regalar pedacitos de mi a todo aquél que pareció merecerlo? ¿Quién tuvo la gracia de verme caer al vacío, por instantes?
Puede que aquél mismo que me observa ahora mantener el nudo de mi estómago por los dos lados, estirándolo. El mismo que me desvela por las noches y me ahoga, me deja y me contiene en él, me apresa y acorrala sin piedad alguna.
Y no lo entiendo, parece que se escapa entre mis dedos si lo abrazo, por no conformarme con poco.
Quizás la soledad sea la respuesta a todo.

A él, acostumbraban a llamarlo amor...