domingo, 29 de abril de 2012

La falta de aire y el miedo a la caída siguen actuando como freno. Te coge, te abraza, te tensa, te ata y te desata sin piedad. Promete un infinito construyendo techos a tu espalda. Creería que no levantarías cabeza y se equivocó; no midió con precisión la magnitud de tus alas ni la fuerza de tu impulso.
Se olvidó de tus sueños y la brutalidad con la que te aferrabas a ellos; no sabías caminar sobre el suelo, siempre sacabas un pie del tiesto sin temer que de una revolada el viento se hiciese contigo. 
Era y soy; un alma libre, un dragón condenado a cadena perpetua que cuanto más lo comprimen más grande hace su jaula, pero que ante la inmensidad de las ocho letras de libertad reculaba por la inseguridad de ésta. 
Princesa sin trono, o al menos merecido. 
No me gustaban los títulos nobiliarios, esa era la paradoja.

jueves, 19 de abril de 2012




Háblame pero espera, antes escúchame, calla. Abrázame pero no muy fuerte, aunque quiero sentir que quieres estar aquí. Hazme enfadar si me río luego. Empápame con agua que no moje. Aráñame con caricias, empújame a un vacío lleno de palabras. Hazme sufrir para calmarme luego. Dime que me odias, o que me quieres, o que no te importo más y luego cierra la boca para que hablen tus ojos. Escóndete de mi y de todos en un lugar en que yo sepa encontrarte. Vuela...con los pies en el suelo y camina por las nubes.

Ódiame si vas a quererme mañana. No me digas que sí, pero que no tampoco. Decídete a dejar que fluya. Entiende mi locura; hazla tuya, más mía...más...

lunes, 16 de abril de 2012

Locura transitoria



Nos empeñamos en planear; tratar con el tiempo, pactar con el diablo, comprar bolas de cristal de funcionamiento inmediato y vaciar océanos para andarlos y no nadarlos.

Sufrimos por saber del mañana y nos olvidamos del hoy. Curiosa coincidencia del que ayer dijo “si hubiera...”. Usamos en exceso el condicional simple de indicativo y apartamos de una patada al presente. ¿Para qué? Es una buena pregunta con una respuesta simple, y sin embargo el procedimiento para llegar a la solución es tremendamente complicado.
Vivimos en burbujas hiperbólicas y en vidas hipérbatonicas y después decimos que queremos realidades simples. Nos quedamos inmersos en una enorme paradoja, como si fuésemos manzanos intentando criar rosas.
Batallas de besos, combates de locos guerreros sin espada; sinsentidos.
Y mientras nos entretenemos en abrazar nuestra propia locura tras las sábanas de la cama cuando nos sentimos raros e incomprendidos, sin ver que el resto del mundo también pierde la cordura por las noches, y que la única manera de contrarrestar la falta propia es encontrar otro salvaje loco con quien compartirla.