Cambié
tus “casi” y tus “pero”
por mi “hoy”,
mi “soy”
y “mañana seguiré siendo”.
tus “casi” y tus “pero”
por mi “hoy”,
mi “soy”
y “mañana seguiré siendo”.
Vendí
los imposibles,
los improbables,
los desesperados,
todas las semifinales
a un cobarde
que solo quería prefijos
para su prólogo.
los imposibles,
los improbables,
los desesperados,
todas las semifinales
a un cobarde
que solo quería prefijos
para su prólogo.
Cambié
el abalanzarme
por un mirador al precipicio,
y entrené el salto de altura
para que la presión al subir
no fuese nunca más
un dolor de cabeza.
el abalanzarme
por un mirador al precipicio,
y entrené el salto de altura
para que la presión al subir
no fuese nunca más
un dolor de cabeza.
Cambié los medios
y los miedos
por la medida universal
más precisa del mundo:
poner el alma entera
y querer;
querer hasta que duela,
y dejar de hacerlo
justo cuando empiece a doler.
y los miedos
por la medida universal
más precisa del mundo:
poner el alma entera
y querer;
querer hasta que duela,
y dejar de hacerlo
justo cuando empiece a doler.
Cambié el amor no merecido
por el correspondido
(a sabiendas
de que el mismo
es unidireccional).
por el correspondido
(a sabiendas
de que el mismo
es unidireccional).
Cambié mi aliento en el aire
por dos pies en el suelo
y el pelo en las nubes.
por dos pies en el suelo
y el pelo en las nubes.
Vendí a todo mi yo adulto
y compré de nuevo
la licencia para soñar.
y compré de nuevo
la licencia para soñar.
Cambié
que el domingo
fuese el día de la fe
por tener algo de fe
todos los días.
que el domingo
fuese el día de la fe
por tener algo de fe
todos los días.