sábado, 24 de julio de 2010

París, Agosto de 1863

Lo siento, pero no puedo. No voy a pedirte fuego para volver a encender la llama, ni suplicaré que ardas en mi misma hoguera.
Es más, ni siquiera hablaré acerca de ese perfume que nos embriagó, que quizás sea un hechizo pasajero que debamos olvidar y regalar al tiempo para que decida, pero éste es mal consejero.
A mi sonrisa jamás le echo un cable para que pudiese moverse a sus anchas.
Me enamoré de tí tristeza, por la incertidumbre de ser o no ser amada... y es que el cielo cae encima mío sin yo quererlo, y las hojas en verano dicen ser tus pies que vienen andando hacia los míos...

viernes, 16 de julio de 2010

Todo sigue igual, como siempre desordenado. Mis pensamientos caminan por senderos desconocidos mientras los sentimientos tomas rienda suelta al descontrol. Me prometí a mi misma que a falta de cruces segaría campos con tal de ver el horizonte y que nada me nuble.
Pero me ciega. Un humo, una luz, una palabra. Quizás es la maldita mala hierba de aquél camino que un día se me ocurrió trazar, o esa cancioncilla que no para de repetirse en mi cabeza, ese llanto ahogado en un mar de irrealidades que un día se me ocurrió crear.