martes, 27 de diciembre de 2011

-¿Qué buscas?- preguntó Andreu.
-Nada
-Entonces ¿por qué te escondes?
-No me escondo. Simplemente procuro huir. De ti, de mi. De nosotros. Por un momento llegué a palpar los castillos que construimos en el aire, y ¿Para qué engañarnos? Me gustó vivir en ellos, joder-respondió Carla sin girarse- Sí, sin querer eché a volar y ahora de pronto veo que fuiste tú quien soplaba y no yo quién hizo el esfuerzo de alzar las alas.
-Lo siento, sé que me he equivocado. Pero necesitaba escapar. Como dices tú: de ti, de mi. Me cansaba la realidad, me resultaba aburrida. La oficina, llegar a casa, tu pensamiento poco convencional...¿Sabes esos momentos en que el mundo gira y parece que tú seas la órbita? Siempre constante, siempre igual. Pero ahora he visto que solo giro a tu lado, Carla. No te marches por favor.
-Podrías haberte tomado la molestia de contármelo -respondió ella girándose-De como girabas y girabas, ya sabes. Aunque ahora que lo dices, te veo algo desorbitado. Perdido, quizás. Ya ha cesado tu monotonía, me has perdido. ¿Y qué ganas? Nada, absolutamente nada.
-Sinceramente, me gustaría volver atrás. Prestar más atención a todo lo que procuraste darme durante años anteriores, arreglarlo todo. Pero bueno, se acabó. Tú lo has decidido, tú cargas con ello. Puede que algún día te arrepientas, y ya sea tarde para tu disculpa.
-Veo que no entiendes el error. Aquí la diferencia entre nosotros eres tú. Tú eras yo, todo mi ser. Esa parte inconcebible por nadie más que una alma gemela. Eras mi aire. En cambio yo para ti no dejaba de ser yo. Ni siquiera "ella". No, simplemente yo. Y al ser tú mi totalidad, aquí solamente queda una persona: tú, exclusivamente tú.
-Creo que la diferencia entre nosotros dos, Carla, es que yo estoy arrepentido y aún dispuesto a luchar.
-No, Andreu. La diferencia entre nosotros dos es que yo necesitaré al menos la misma cantidad de tiempo que te he tenido para ser capaz de deshacerme de tu recuerdo, y tú nunca te preocupaste por acordarte de mi.