lunes, 24 de marzo de 2014

Amnesia

Dicen que
Cuando nos duele mucho algo
El propio cerebro activa mecanismos para dejarlo en el inconsciente y que lo acabemos olvidando.
Pues
Se me ha olvidado eso de querer a ciegas
De confiar con rabia
Y de mediar sin miedo

Lo de escribir por amor,
La poesía sin orgullo
Y los mensajes sin botella de los martes a las diez.

El sonreír sin prisa,
El vivir anclada en el babor de un cuerpo y
Morir de vida con las miradas.

Se me ha olvidado también
El sabor del café de las nueve
Porque, ¿sabes?
Ningún café sabe igual que el anterior
Y eso a veces duele
(Mucho)

El abrazar por sorpresa
El brillo en los ojos
Y los arrebatos de cariño que
Parecen sacados de algún cuento que escribí
Un día de esos en que no me asustaba nada.

Se me ha olvidado ya
El querer sin heridas
El sanar cicatrices
Todo lo que me perdoné
Y a lo que doy las gracias.

El no asustarme cuando algo se aleja
O huir cuando se acerca demasiado.

Se me había olvidado ya todo,
Pero entonces apareciste tú.
Bendita sinceridad
Que siempre es cura para la amnesia.

(t'estimo

domingo, 23 de marzo de 2014

Despedida

Si no te hubieras ido nunca
nos hubiera roto el fuego
abrasado en mil pedazos
dejando solo ceniza
para que se nos llevase el viento.

Si no te hubieras ido nunca
la nada me hubiese podido
y ya te digo yo que todo
se reduce a polvo en la nada. 

Si no te hubieras ido nunca
puede que el polvo hubiese volado
solo para soplar las ascuas
y que entonces el fuego 
se convirtiese en metáfora. 

O se convirtiese en rotos. 
En fotos. 
En ti asomando la cara tras la almohada
o tu espalda en la ventana saludando
desde tus clavículas
que por un momento parecían alas
jurando que vas a marcharte.

Si no te hubieras ido nunca
tu blues se volvería daltónico,
lo teñiría todo de rojo 
y cambiaría melancolía por
el hogar en tus alientos. 

Si no te hubieras ido nunca...
no hubiese sido capaz de darme cuenta
de que en realidad jamás te fuiste,
sino que yo no supe quedarme. 

miércoles, 12 de marzo de 2014

Entre líneas

Sería por tu manera de callarte, o de decirlo todo y  a la vez no decir nada en absoluto.Tú. Tus puntos suspensivos y la sinalefa entre ellos, acompañada por esa sonrisa de cada vez que te quedabas callado y a mí me hacía sentir tan cómoda.
Me recreabas aquella escena de Pulp Fiction en que Uma Thurman le decía a Travolta aquello de "sabes que has encontrado a alguien especial cuando puedes estar callado durante un puto minuto y compartir el silencio".Y lo había encontrado.Te había encontrado y eso solo podía significar que yo empezaría a escribir para que no se ahogasen tus aullidos en la nada, o que mi nada se llenaría de todos los gritos que ignoraba por pura verborrea.

Eso también me gustaba de ti. Tu sutileza. Tu manera de entenderme sin siquiera abrir la boca y la capacidad de calmar mi manía de tenerla siempre abierta. Tu enseñarme a soñar sin bostezos y resolver todas las ecuaciones con letras porque los números no se nos dan bien a ninguno de los dos.
Siempre llego tarde, o se me olvida la medida exacta de la distancia prudencial. Los únicos cuartos que controlo son en los que te he tenido en la cama y no sé oír hablar de fracciones. Me sobran los segundos de cualquier hora, y los primeros también si en algún lugar vas a estar tú.

Tú. Tus puntos suspensivos y todas las historias que se han escrito sobre ellos.
Aunque se ensucien con palabras.
...
los míos hoy quieren que te quedes conmigo.
Y creo recordar que el factor de la orden siempre altera al producto.