sábado, 10 de marzo de 2012

Días de más, de menos y de cuentos contados hasta la mitad. "Dejemos volar la imaginación" me dijo, "como si se tratase de un juego, inventemos finales alternativos".
Yo quería que me contase el desenlace, que arrancase la última página de mi novela cuando de pronto me contó que estaba en blanco.
"¿Eso significa que no va a pasar nada?", pregunté. Me miró y dibujó esa media sonrisa que a mi tanto me gustaba. Se la devolví en tono cómplice, sin tener que molestarme en articular palabra.
"No busques esa atención ni juegues a novelistas prematuros", lo miré y con los ojos se pedí que se callase. Los suyos me dijeron "siempre te precipitas, deja paso al descontrol."
"¿Qué propones, batallas con tinta china, o mejor escribir en lápiz, para poder borrarlo luego en caso de que se me ocurra alguna idea nueva?".
"Lo mejor es que te calles. Dame la mano, a partir de ahora escribirás con los pies. Camina, yo te sostengo"

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