lunes, 9 de septiembre de 2013

Infinito

De niña leí una vez en una revista de adultos (ya sé que no es lo normal, pero es que acostumbraba a leer hasta las etiquetas de las botellas de agua) que cuando uno estaba triste no debía escuchar canciones alegres. Me tomé la norma a rajatabla, y me di cuenta de que realmente funcionaba, que ese arte, al estar hecho con amor yo también era capaz de entenderlo.
El problema llegó cuando me di cuenta de que cada vez más, eran todo canciones tristes: en la radio, en la televisión... todas hablando de lo solo que se sentía uno, de lo mucho que necesitaba a alguien o de todo el bien que le hacía un amor ya muerto que sumaban a la depresión crónica del resto de humanos que se dedicaban a escucharlas.
¿Saben? Estuve muchos años escuchando aquellas letras que no hacían más que recordar lo poco que valía alguien sin el amor ajeno, o el poco sentido que tenía la vida sin él y me di cuenta de lo contagioso que podía llegar a ser ese sentimiento.
Todos buscamos lo mismo. Un amor incondicional, una historia de cuento, hadas revoloteando y solo sentir esa infinidad en nuestra alma. Señoras, señores, permítanme darle una patada a Walt Disney en el culo y decirles algo que todos sabemos, pero ninguno quiere admitir: el "para siempre" no existe. Y no es falta de romanticismo, sino una dosis de realismo en vena, porque el romanticismo va más allá de todo eso.
No son cartas, ni velas, ni una suite en el hotel más caro del mundo. Las cosas más importantes suelen decirse en silencio, y ese es el verdadero romanticismo, entregarle a alguien lo mejor de ti sabiendo que algún día acabará y no por ello tener que frustrarte.
Nos han enseñado los finales como algo negativo, pero forma parte de los inicios nuevos por muy dolorosos que puedan resultarnos. Echar de menos duele, pero estar dispuesto a llenarse de algo más es mucho más satisfactorio, porque al final con quien vivimos es ni más ni menos que con nosotros mismos.



5 comentarios:

  1. Ets més guapa que totes les coses

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pero... que totes les coses...llavors seria un mashup de tot el que m'agrada: imagina't alla una bola de Nutella, chicle, pollastre, pa.............que asco. Jajajajajajaja guapo mío, ets el millor.

      Eliminar
  2. Diu el Buda: "Tot és impermanent". Però tenim una gran set d'eternitat i d'infinit. I potser ens apropem a l'nfinit quan ens repleguem dins nostre (vivimos con nosostros mismos -diu l'Ane)i provem de connectar amb l'energia còsmica?, l'essència?, l'ànima? la divinitat? i... desproveïts de tota consciència d'individualitat ens fonem en el tot.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Suposo que aquest "tot" és quelcom que es pot aconseguir arrel de la introspecció, de sentir-se part d'un conjunt de coses que al cap i a la fi són mogudes pel mateix motor que tu i que tot l'univers. Una mena d'harmonia que probablement ens tranquilitzaria a la gran majoria.

      Eliminar
  3. Y si, al fin y al cabo, existiera el 'para siempre'? Y si puedieramos volver a empezar cada día junto a la misma persona? Creo que cuando hablamos de cosas intangibles como el amor, la amistad o la sabiduría hablamos de eternidad.

    ResponderEliminar