Ya no sé si es el preguntarme
si tengo mucho que decir,
nada que callar
o
sencillamente
se me ha acabado el fuelle
y ya prefiero la nada
a que mis versos vuelvan a hablar de ti.
Y ya en este instante el orgullo me calla,
me pregunta por qué
y empieza a buscar sinónimos
o un plan de contingencia para cuando lo decida compartir.
El alma cogida con pinzas
y silencios rompiendo las puertas
haciendo más ruido que nunca.
Por miedo.
Y déjenme hablar tranquila,
o déjame tú amor callar,
que al parecer el romanticismo
me está taponando las venas.
Un pánico que abraza dulce
y yo ya apretando los dientes
por si hoy es el día en que así
de pronto
me apetece buscarme.
Generar nostalgia sin recuerdos
como si fuese un domingo
de causas desconocidas
e intenciones dudosas.
El problema es
que aprovecho cualquier décima de segundo
para hallar ni que sea una parte
que encontrar de una causa perdida.
Y en eso consiste el juego,
déjame decirte pues
que a las románticas de verdad
no nos gustan las flores.
Que hermoso texto la verdad, no se encuentran muchos blogs buenos. Te felicito porque tu blog es hermoso. te sigo, espero que hagas lo mismo
ResponderEliminarhttp://avecesmepareceoirturisa.blogspot.com.ar/