lunes, 12 de marzo de 2012


Frenético, estático y sin complicaciones.Olvídalas, ya me llevé las emociones con la música a otra parte y me pidieron que abandonase mis contradicciones. "Parte del arte" respondí dejando que me arrastrase. No se trata de nadar sino de aprender a cruzar el mar ¿sabes? Andando, a caballo o con alas; la cuestión es no dejarse asustar por esas balas que van, que vienen. Que entretienen con vaivenes de dulzura y soledad, y yo por el camino me pregunto si por fin abracé la realidad, si la hice mía o seguí andando a tres palmos del suelo, rozando el cielo y soñando despierta acerca de mi propia ciencia incierta. Imprecisa, rota. Loca por el galope del golpe de mi corcel, que a pasos imperceptibles dejaba caer mi sable.
Me quedé desarmada, sin espada ni hada que me dijese hacia dónde caminar. Opté por respirar, a veces se me olvida y la verdad, es algo más vital e importante que trabajar, que preocuparse, que priorizar.
Y es que el mundo se me queda pequeño y las palabras grandes; la belleza como refugio, camerino de actor congelado por el cierzo de un enero tardío, capaz de combustionar el frío y alzar llamas del tamaño de castillos.
¿Quién eres tú, quién soy yo? Qué importa eso ahora. Me veo en deshora paseando por las calles del ese mismo bulevard, que parece no acabar pero el genio de mi conciencia dicta leyes contrarias.
¿Por qué nos equivocamos, por qué chocamos y parece que ningún ser humano cuerdo se entienda con otros? Quizás es que todos estamos locos, o la cordura de unos pocos se camufla entre la ignorancia ciega de otros tantos.


...o quizás es que, de tanto jugar con las palabras a los demás se les ha olvidado hablar. Al menos, el mismo idioma absurdo que de mis versos y palabras sale.

1 comentario:

  1. s'hauria d'analitzar el teu cap.. jaja, text genial sens dubte. Pol

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