jueves, 10 de octubre de 2013

Gracias

En febrero de 2010 abrí esta fábrica de sueños con unas intenciones no muy claras, y con la simple idea de ir colgando cosas para poder compartir con los demás lo que me llena a mí. Los demás al principio resultaron ser unos pocos, de hecho, si no recuerdo mal hará unos pocos meses esta página tenía unas 6.000 visitas (puede que algunas más) y yo ya daba las gracias muy sorprendida.
No os podéis imaginar para mí cómo de loco es esto, ver que algo que era simplemente un trozo de papel ha llegado a tocar lo más profundo de la gente.
Y ya no hablo de las 15.000 visitas, que es el principal motivo por el cuál escribo este post, sino también de aquellas personas que en algún momento han cogido y me han dicho que se han emocionado e incluso han llegado a llorar con lo que escribo. No sabéis hasta qué punto eso es surrealista para mí (y os aseguro que no es falsa modestia) y reconfortante, porque puede que si no hubiese sido por personas como vosotros lo más probable es que esto nunca hubiese visto la luz. Y doy las gracias desde la gente que leía mis cosas en clase cuando todavía coleccionaba escritos en la carpeta, a la persona que me animó a enseñárselos al profesor de filosofía (gracias Raquel por obligarme :) ) y a partir de ahí tuve valor de hacerme el blog, a los que me han leído y no han dicho nada, y los que me lo han dicho todo y se leen cada post que subo.
Es un placer compartir heridas con vosotros, y espero que podamos seguir haciéndolo muchísimo más tiempo. Dicen que el dolor inspira y también que suele unir porque somos capaces de empatizar y eso siempre aporta calma...
Sois todos increíbles y os vuelvo a dar las gracias por estar aquí, porque espero estar más años dando el coñazo.

Millones de gracias otra vez.
Siempre vuestra,

Ane.

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